CONTRAPUNTOS Opiniones

ESCRITO POR:

ARTE CIEGO


Un sueño construido en la adolescencia, se imaginó investigar y ser participe del trabajo de fiscales, la adrenalina correr frente a sus ojos – llama a medicina legal, ya te contactaste con la comisaria -, actuar en diligencias – precise si tiene un abogado o requiere uno de oficio -, reunir medios de prueba – mañana presentamos el requerimiento de acusación -.

Cuando escogió el derecho, no lo hizo por un sentimiento de justicia o por la búsqueda de cambio – y durante las aulas, comenzaste a creer en una justicia que la simple pluma raja –, se preguntaba cómo nos podemos enamorar de lo que no conocemos – o creemos conocer luego-. Ser estudiante y luego practicante, hizo que soñara en ayudar. Escuchó “el ministerio público se debe a los y las ciudadanas, defiende los derechos de la población e intereses públicos, defiende la legalidad” – también escuchaste que el derecho no defiende a todas las víctimas -. Al inicio, cuando ya estuvo en esta institución, así pareció ser, ayudar – pero que fácil es ver y escuchar la corrupción, es tanta que nos ahogábamos, nos negamos y nos callamos; dijeron que llegaron aquí con “padrinos” y “madrinas”, mientras un asistente le gritaba a una mujer de la tercera edad que “así no son las cosas” y que solo responda las preguntas o no le tomaría la declaración, que un jefe se “olvidó” carpetas del año pasado y se perdieron, que se pelean por …- no todo es oscuro y cruel, por favor. Realmente aprendió mucho más de lo que se esperaba y dijo que sería fiscal.

2022, vio casos de la fiscalía, las que no quiso cuando practicó porque implicaba una turbulencia al corazón – sabías que cuando te sientes muy y muy triste, sientes estrés y frustración, puedes tener el síndrome del corazón roto -. Mujeres, adultos mayores, menores de edad; tenían una historia del corazón roto, algunos evitan trabajar ahí porque la carga fiscal es elevada, otros realmente no saben que se hace o debe hacerse – y los que trabajan ahí, pareciera que no quisieran estar ahí, pero la vida los llevó a ese lugar-. Pero ha sido la oportunidad para trabajar en una fiscalía especializada en violencia contra la mujer e integrantes del grupo familiar – porque cuentas todo esto-.

Hace semanas vimos a la jefa con miedo, le dijo que en diferentes partes del país habían quemado sedes de la fiscalía – o eres insensible o realmente nunca atiendes a tu alrededor, te distraes en tus sueños sin prestar atención a las noticias -. Lo sabía, el expresidente quiso cerrar el congreso – quien lo asesoraba, estaba desesperado -, que los militares le dijeron no y la policía lo detuvo, que congresistas se sintieron como la liga de la justicia, que la gente quería que salieran todos incluido el congreso, que salieron a la calle y la actual presidenta pide un dialogo sordo, que murieron y la prensa terruqueó. Pero, la vida sigue – como dices – la vida sigue y las víctimas no la viven, las victimas de violencia domestica van a seguir existiendo, a los niños y niñas los siguen pegando, a los adultos mayores aún les gritan – la justicia no es para todas las víctimas-, debo continuar leyendo las carpetas y hacer proyectos – resolver objetivamente antes de ahogarse -.

Es decir, todavía puede sentir el dolor del pecho – que cansado -, el ministerio público es tu sueño, es la pesadilla en llamas. Una compañera es una de cuantos asistentes, ahorró por mucho tiempo dinero para levantar su casa amaneciéndose en la fiscalía, otro compañero lunático del orden, le llevó mas de un mes folear las carpetas y clasificarlas, esa mujer de canas y arrugas trabajó por mucho tiempo en estos casos de violencia, pero vieron las sedes en llamas. Ellos voltearon a verme, sus ojos tenían frustración, asombro, tal vez un poco de enojo “este nivel de vandalismo” – alguien dijo que eran terrucos – que debo decir, mi rostro hablo antes que yo – alguien dijo “eres joven, lo que pasa es que realmente hay terrucos ahí”-. Soy joven y sueño con los ojos abiertos – las niñas del caso que revisabas, ya se las llevaron a otro país, la fiscalía es lenta, su padre no quiere a su madre y la madre no las quiere, crees en una justicia que la simple pluma raja -.

Yo entiendo que dicen, porque lo dicen, porque sienten frustración, también creo comprender la frustración de las personas – no entiendes nada, la represión policial ha cobrado muchas vidas; sabias que puedes tener el síndrome del corazón roto –, sé que el ministerio público no esta limpio, que la fiscal de la nación ayuda a su hermana y cambió a fiscales, que no todas las víctimas encuentran justicia – pero que fácil es ver y escuchar la corrupción -, que mientras nos leemos, niños y niñas llevan el corazón roto, y serán adultos – mientras puedan – que tendrán en sus pies ira y violencia reprimida.

Que es el que estoy haciendo, que hago aquí, vine a encontrar una pasión, aprendí a construir una justicia nada inquebrantable y ahora siento un deber de retribución a las víctimas que desde hace mucho tenía pavor de “atender”. Con el tiempo, aprendes que la ética no es difícil de ser construida, es más difícil mantenerla y más en momentos donde la marea quiere llevarte, te arrastra a ser cruel, a ignorar o a terruquear, porque defiendes a los tuyos. – No hace mucho vi el caso de una mujer de tercera edad, su denuncia escrita a mano y con partes no muy legibles, pero comprensible en totalidad; archivaban tantos casos que me convencí que este también debía, ya lo tenía imaginado el proyecto y … – resolver objetivamente antes de ahogarse en la corriente – espera, vuelve a leer, esta mujer está pidiendo ayuda, según el informe tenía secuelas de daño psicológico y tú la querías archivar. Que estoy haciendo – hacer lo correcto y mantener la determinación, porque solo así podrás verte en el espejo y demostrarte que tus convicciones son reales -.

El mundo esta en caos, denuncia justicia, los que trabajen por ella deben entender que su ética puede ser el hazme reír a menos que recuerden la voz más quejosa, contradictoria y conflictiva de si mismos, que los ponga en duda, en cuestión, que los perturbe aún en momentos de confrontación – yo lo necesito -. Necesito trabajar mis debilidades, pero nunca sentirme cómoda, necesito que griten mis sueños y mis ideales, necesito el conflicto en mi mente.

                               – necesito el conflicto –

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