ESCRITO POR:
CONSEJO EDITORIAL
(In)esperado panorama
Al momento de redactar esta Editorial el conteo de votos está ya al 100%. En primer lugar se encuentra Pedro Castillo con el 18.925% de los votos válidos. Y, en segundo lugar, tenemos a Keiko Fujimori con un 13.405% . Ambos van a disputarse en segunda vuelta la presidencia del Perú y el lector debió saber que este escenario -le gustase o no- era altamente probable.
El panorama es terrible: la izquierda extremista y ultra conservadora por un lado y, por el otro, la extrema derecha ultraconservadora, corrupta y peligrosa para los derechos fundamentales de todxs de siempre: el fujimorismo. En ambos casos, muchas personas que pueden creer que son la mayoría, consideran que ninguno de los dos los representa, sin embargo el panorama en el país, en todo el país y no solo en una fracción de ello, es diferente. Ambas perspectivas son negativas para el país que intentamos levantar después de una caída tan grande económica, social y cultural generada la pandemia de COVID-19, además de la caída política que hemos venido sufriendo en los últimos cinco años gracias al partido y a su lideresa que está disputándose la segunda vuelta. Gracias a su berrinche por perder las elecciones pasadas es que la pandemia del COVID-19 no ha sido nuestro único motivo para derrumbarnos, veníamos ya de una crisis política profunda de la cual nos costaba ya levantarnos y nos costará, al parecer, por los próximos cinco años – esperamos- si es que algunx de nuestrxs flamantes candidatxs que ha pasado a segunda vuelta no se le ocurre amarrarse al poder.
Lo curioso de estas votaciones es que nadie, absolutamente nadie, se esperaba el resultado mencionado. La mayoría pensaba que iba a ganar Verónika Mendoza o que iba a quedar para segunda vuelta con el famosamente llamado “Porky” Aliaga o que por alguna mágica razón Guzmán podría saltar la valla y quedar entre los primeros lugares teniendo pocos votos semanas antes. Pero no, vaya sorpresa y cachetadón que sufrió la sociedad peruana, sobre todo la limeña, cuando el día domingo 9 de abril, por la noche, los primeros conteos mostraban a Pedro Castillo en primer lugar. Inmediatamente todxs mostraron desde los comentarios más sensatos hasta los que parecen sacados de una mala comedia estadounidense. Se escuchó de todo: clasismo, racismo, ignorancia y miedo a lo desconocido. Pudimos observar la verdadera faceta de muchas personas. Pudimos, también, escuchar los comentarios más pertinentes que tenían una base que no recurría a la discriminación para argumentar su oposición. La cereza del pastel fue cuando Keiko Fujimori salió como posible ganadora del segundo lugar. Todos perdieron la cabeza con los resultados. Muy pocos querían votar por ella y sin embargo quedó en segundo lugar. Ahora muchos decían que “iban a tener que votar por ella” o que “tenemos que votar por el mal menor” como una especie de consuelo ante los resultados, como si ella representara el «mal menor».
Tenemos que ser conscientes que ha sido el “limacentrismo” lo que ha ocasionado que los resultados sean tan incoherentes para lxs limeñxs. Durante todo el mes de marzo e inicios de abril, lo que se escuchaba era como lxs limeñxs opinan sobre X o Z, cuál era mejor para la economía y cuál era lo mejor para lxs ciudadanxs en plena pandemia Pero no hubo mención a lo que pensaban las provincias. Es más, ni siquiera se sabe si las encuestas tomaron, realmente, en cuenta a las provincias. Culpen a la cuarentena. Culpen a las restricciones de salud. Pero esa fue la realidad. Mientras Lima trataba de buscar lo mejor para ella, en el resto del Perú las opiniones eran diversas y posiblemente opuestas. Si tal vez se hubiese visto qué pensaban las demás regiones posiblemente el resultado habría sido distinto. Eso ya no se puede saber ahora. Solo nos queda asumir responsabilidad. Tomar valor y respirar profundamente. Todos debemos ir a votar para la segunda vuelta. No hay vuelta atrás.
Ningún ganador. El Perú, el más grande perdedor
Luego de que los resultados obtenidos en la votación del pasado 11 de abril no arrojaran a ningún candidatx con más del 50% de votos válidos[1], se tuvo la necesidad de convocar a una segunda vuelta electoral -programada para este 06 junio-; por lo tanto, a la fecha de la realización de esta editorial no podemos hablar de una sola plancha presidencial ganadora, sino de dos posibles opciones para ocupar dicho cargo.
En primer lugar, con un 18.925% de votos válidos, el Partido Político Nacional Perú Libre liderado por el señor José Pedro Castillo Terrones, el mismo que – según información remitida por su persona al Jurado Nacional de Elecciones[2] –es profesor de profesión y magister en psicología educativa; asimismo, participa junto a él, su vicepresidenta la señora Dina Ercilina Boluarte Zegarra, la misma que consigna estudios en Derecho junto con una Maestría en Derecho Notarial y Registral. En segundo lugar, con un 13.405% de votos válidos, el Partido Fuerza Popular liderado por la, ya conocida, señora Keiko Sofia Fujimori Higuchi, la misma que consigna estudios de pregrado y maestría en Administración de empresas; asimismo, participa junto a ella, su primer vicepresidente – y también conocido – el señor Luis Fernando Galarreta Velarde y como segunda vicepresidenta la señora Carmen Patricia Juarez Gallegos, ambxs abogadxs de profesión.
A partir de ello, podemos decir que; por un lado, tenemos a un partido liderado por una persona que – con su experiencia de vida – recoge el sentir de una gran parte de la población peruana, sector olvidado por el Estado y que busca realmente un cambio en el manejo del sistema que impera actualmente. Sin embargo, pretende realizar este cambio con un plan político totalmente desfasado y sin conocimiento real y claro – en términos técnicos y de procedimiento – de cómo llevar a cabo sus consignas. A pesar de ello, miles de peruanxs se identifican con él y no habría porqué menospreciar y menos reconocer esta situación. Por otro lado, nos encontramos con un partido político liderado por una persona que viene siendo investigada por el Ministerio Público por el delito de organización criminal con el agravante de lavado de activos[3], enfrentando una posible sentencia de 30 años de pena privativa de la libertad. Además, su persona y partido representan un legado no solo de corrupción, sino reiterados atentados contra la vida e integridad de peruanas y peruanos dentro de los sectores más vulnerables de nuestro país.
Ahora bien, en cuanto a las propuestas electorales[4] de ambos candidatos; por un lado, desde el Partido Político Nacional, resaltan la redacción de una nueva Constitución mediante una Asamblea Constituyente, en la que deberá prohibirse de manera taxativa la privatización del agua; asimismo, se promueve la defensa y conservación del medio ambiente; se propone incremento de la asignación presupuestal mínimamente al 10% del PBI en educación; la eliminación de sueldos “dorados” del Estado, como el del Contralor de la República; la eliminación de la inmunidad política; modificar la situación centralista del país entre, otros. Por otro lado, desde el partido liderado por Keiko Fujimori, se tiene las siguientes propuestas entre las que resaltan: el crecimiento del PBI en materia económica, formalización y capacitación de MYPES, la creación de un sistema efectivo de seguridad ciudadana, reformas en las estructuras de gobierno, entre otros.
En suma, nos encontramos frente a dos candidatos con puntos de propuesta distintos: la creación de una nueva Constitución, planteada desde una organización política de izquierda socialista marxista – como precisa Castillo sobre la naturaleza del partido en su plan de gobierno-, por un lado; y desde la propuesta de una economía social de mercado, establecida por la Constitución de 1993 y a la cual defiende -como precisa Fujimori-, por otro lado.
Los resultados de esta primera vuelta parecieran la expresión de un sector del país que concibe como necesario un cambio estructural del Estado, pues no recoge las verdaderas necesidades del pueblo y, por el contrario, les da la espalda. Quizás reflejo de ello es la sorpresa de muchos por dichos resultados: ¿Quién es Castillo? Es necesario reflexionar desde la empatía y no desde los privilegios que podamos tener, tomando en consideración no solo las propuestas en sí, sino también el planteamiento para su ejecución; es decir, su idoneidad para llevarlas a cabo; porque, como muchxs dicen: “es muy fácil prometer, ¿pero cumplir?”.
Y el Congreso, ¿qué?
De acuerdo a la ONPE, con un total del 99.999% de actas procesadas, el Partido Político Nacional Perú Libre encabeza las votaciones con 1,654,488 votos (14.04%), siguiendo Fuerza Popular con 1,316,536 (11.17%), Acción Popular lleva 1,087,061 (9.22%) y Renovación Popular con 1,073,879 (9.11%). En este contexto, las bancadas mayoritarias que muy probablemente acompañarán al gobierno electo se conforman desde las agrupaciones del Partido de Perú Libre y Fuerza Popular. Además, haciendo un símil marcado entre estos dos partidos, en el caso de la presidencia, la elección de la ciudadanía ha quedado para una segunda vuelta electoral entre el candidato Pedro Castillo, de Perú Libre y, Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. No obstante, en el caso del proceso electoral del Congreso, los resultados vienen en un solo proceso definitivo.
Ahora bien, se debe tener en cuenta con miras al nuevo gobierno, el peso que llevamos de inestabilidad política que fue agravándose desde el 2016 hasta el presente año, habiendo pasado por hasta 4 Presidentes de la República en el lapso de 5 años, sumándose la disolución del Congreso, el incesante bloqueo de la oposición entre el congreso y el Ejecutivo, el uso de la vacancia presidencial por incapacidad moral y la pérdida del Tribunal Constitucional para delimitar su posible uso arbitral, actos de corrupción que han impactado fuertemente como el caso de la “vacunagate”, las movilizaciones y protestas que llenaron las calles de indignación y en respuesta, de la desmedida represión policial, entre otros y muchos más acontecimientos que han sumado a los problemas que ya se tienen en plena pandemia por Covid 19.
De cualquier forma, la progresiva recuperación de la legitimidad institucional y confianza de la población en cuanto la gobernabilidad -esperando que así sea- dependerá de las relaciones y cooperaciones entre el Ejecutivo y el Congreso, que ya de por si enfrentan una desconfianza generalizada. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática, entre octubre 19 a marzo del 2020, en el ranking de las instituciones no confiables para la población encabezan los partidos políticos -tasa de desconfianza [93,4%] es 31 veces la de confianza [3,0%]-; seguido por el Congreso de la República -tasa de desconfianza [91,2%] 21 veces mayor respecto al porcentaje de confianza [4,3%]- (2020, p.7).
Sin embargo, el resultado podría llegar a ser sorpresivo, pues estamos hablando de una cantidad considerable de votos adquiridos para los curules en el Congreso por parte del partido de Perú Libre – que se caracteriza por tener un corte marxista, de izquierda socialista y antiimperialista – y; por otro lado, Fuerza Popular – de un corte igualmente conservador, pero que apuesta por una economía de mercado libre que promete ser “solidaria”, para quienes ya tomamos conocimiento por la trayectoria de escándalos de corrupción. En pocas palabras, aunque se trate de partidos ambos conservadores que ponen en preocupación posibles retrocesos a los intentos y logros en el reconocimiento de derechos a las poblaciones social y culturalmente excluidas y/o discriminadas, parece inevitable visualizar situaciones de oposición entre el Congreso y el gobierno de turno por la marcada naturaleza divergente entre partidos.
Fuente: Ipsos Perú. (12 de abril del 2021). [Conteo rápido] https://twitter.com/ipsosperu/status/1381626101148028929/photo/1
Por ello, es importante comentar un poco sobre las reglas de juego de “control” entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, enfoquémonos en este último, en particular, sobre el Presidente de la República. En el caso del Gabinete Ministerial, dan cuenta al Congreso por medio de la cuestión de confianza, como también pueden ser removidos por el propio Presidente de la República. Sin embargo, ¿cómo se manejan los mecanismos de control parlamentario a fin de evitar alguna suerte de abuso de poder del Presidente de la República en el Perú? Parecer ser muy sonado desde la comunidad internacional que el ejercicio del cargo de la presidencia en el Perú es un “peligro de arena movediza”:
También es cierto que destituir a un Presidente en el Perú es relativamente fácil y rápido si se compara con otros países. Como en todo Latinoamérica, Perú tiene un régimen presidencialista, donde el poder está en manos del presidente elegido en las urnas, pero en la práctica el Congreso tiene mucho Poder y, en ese sentido, se parecería más a un sistema parlamentario […]”(Roura, 2020, 4min13s).
Más allá de las discusiones de la clasificación a la forma de gobierno peruano, sea presidencialismo o semipresidencial con instituciones del parlamentarismo o un parlamentarismo atenuado o aproximado, en principio el control de manera concreta que puede adoptar el Congreso es la figura del Antejuicio o Juicio Político, prevista en los artículos 99 y 100 de la Constitución Política. Así, el antejuicio político es el procedimiento parlamentario mediante el cual se acusa ante el Congreso a altas autoridades del Estado por infracciones a la Constitución y por todo delito que cometan durante el ejercicio de sus funciones y, hasta por 5 años después de haber cesado (art. 99).
Sin embargo, en el caso particular del Presidente de la República, se mantiene como excepción, ello en razón al art. 117 de la Constitución, en el cual se establecen limitadas causales para una acusación durante su mandato. De acuerdo a Francisco Eguiguren, la lógica es “brindar mayor estabilidad a la continuidad de la función presidencial, al restringir los márgenes de discrecionalidad política del Parlamento para aplicar el juicio político con la intención de destituir al presidente” (2017, p. 78). No obstante, la ironía de la finalidad de este precepto constitucional viene acompañado con la figura controvertida de la vacancia por incapacidad moral o física permanente establecida en el artículo 113.2 de la Constitución. Así, resalta el tema de “incapacidad moral” ¿a que se refiere por incapacidad moral? ¿Cuáles son los parámetros morales del Presidente o la conducta moralmente aceptable? ¿buenas costumbres? No está claro cómo aterrizar esta figura, como pasa en muchas otras instituciones legales.
De todos modos, esta figura termina funcionando como salida a las restrictivas causales para poder iniciarse un antejuicio político -“por traición a la Patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver el Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral”-. De tal forma que, la incapacidad moral puede ser evocado de manera casi discrecional por la variabilidad de lo que se entiende situación de “incapacidad moral” del Presidente para los miembros del Congreso.
Así, por un lado, es probable la formación de una fuerte oposición en el Congreso y, por otro lado, de las figuras de control parlamentario, no solo influye en la visión temerosa de la comunidad internacional del vacilante cargo de presidencia en este nuevo periodo de gobierno, también la preocupación desde la propia ciudadanía de vivir el enfrentamiento de posibles disputas y abusos de censura política que solo termine bloqueando el desarrollo de políticas públicas y el plan de gobierno que necesita de la ejecución en conjunto con el mismo Congreso.
Y ahora ¿qué?
Para los votantes no alineados con ninguno de estos candidatos y los partidos a los que estos se adscribieron en la primera vuelta deben empezar un estudio consciente de lo que esto significa. Ya el estudio no se puede limitar a los reduccionismos facilistas de la “plata en los tápers”, “el interior del país es ignorante”, “hay gente que odia al Perú y nos quiere hundir”, etc. Si estos resultados no gustaron, ¿Cómo es que la estrategia para los cinco próximos años sea cruzar los dedos y no esperar que pase lo mismo? Ahora que la indignación está a flor de piel para una parte de la población y que otros tantos podrían ver a sus opciones alcanzar el poder, la situación es la misma: llevar adelante el hábito de ser demócratas vigilantes todo el tiempo. Exigir a nuestros gobernantes el cambio que deseamos ver y no solo ante cada escándalo mediático que nos es alimentado. Tal vez así las injusticias que moldearon el escenario actual puedan reducirse… y otro escenario así no tenga que repetirse. Nunca más.
Indicadores:
[1] Artículo 111 de la Constitución Política del Perú.- El Presidente de la República se elige por sufragio directo. Es elegido el candidato que obtiene más de la mitad de los votos. Los votos viciados o en blanco no se computan. Si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta, se procede a una segunda elección, dentro de los treinta días siguientes a la proclamación de los cómputos oficiales, entre los candidatos que han obtenido las dos más altas mayorías relativas. Junto con el Presidente de la República son elegidos, de la misma manera, con los mismos requisitos y por igual término, dos vicepresidentes.
[2] https://votoinformado.jne.gob.pe/voto
[3] https://gestion.pe/peru/politica/keiko-fujimori-ministerio-publico-pide-30-anos-de-prision-y-disolucion-de-fuerza-popular-lava-jato-nndc-noticia/
[4] Las propuestas referidas pueden encontrarse en: https://votoinformado.jne.gob.pe/voto
Bibliografía:
BBC News Mundo. (12 de noviembre de 2020). ¿Por qué han caído tantos presidentes en Perú? [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=Y4HQthYFZQw
Eguiguren, F. (2017). La tendencia hacia el uso frecuente y distorsionado del juicio político y la declaración de vacancia en contra del presidente: ¿otro paso hacia la «parlamentarización» de los regímenes presidenciales en Latinoamérica o algo más?. Pensamiento Constitucional, 12(22), 61-82. http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/pensamientoconstitucional/article/view/19939
El Comercio, “Resultados ONPE Elecciones 2021.”
Instituto Nacional de Estadística e Informática. (2020). “Perú: Percepción Ciudadana sobre Gobernabilidad, Democracia y Confianza en las Instituciones, Semestre: Octubre 2019 – Marzo 2020”. http://m.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/informe_de_gobernabilidad_may2020.pdf
Twitter – https://twitter.com/ipsosperu/status/1381626101148028929/photo/1
Fuente de la imagen: https://www.significadossuenos.com/sonar-con-abismo/